UBP – DIPLOMATURA EN INTEGRACIÓN SOCIO-EDUCATIVA con APORTE DE LAS NEUROCIENCIAS – comienza EL 13 DE MAYO

“Abordaje de la Diversidad en el Aula y en el Entorno Socio-Familiar con el aporte de las Neurociencias” – Modalidad presencial – Sede Centro – Córdoba, Argentina

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Dirigido a docentes de todos los niveles, Directivos y gabinetistas, psicopedagogos, psicólogos educacionales, acompañantes terapéuticos, estudiantes avanzados del campo.

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La Neurociencia explica el efecto positivo que tiene en nuestro cerebro realizar Manualidades.

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La naturaleza rítmica y repetitiva de tejer es calmante, reconfortante y contemplativa. No es difícil imaginar que tejer es como una práctica de atención plena, o tal vez una forma de meditación. Por ello las manualidades tienen un efecto positivo para mejorar la salud del cerebro.

Investigaciones en neurociencia, muestran que las manualidades como tejer y otras formas de artesanía textil como la costura, el tejido y crochet, tienen mucho en común con la atención plena y la meditación – se reporta que todas tienen un impacto positivo en la salud mental y el bienestar.

Las manualidad y el estado de ánimo repercuten sobre el cerebro

En una encuesta en línea de más de 3.545 tejedores, por Betsan Corkhill, un terapeuta del tejido con sede en Reino Unido que ha realizado una investigación sobre los efectos terapéuticos del tejido, más de la mitad de los encuestados informó que tejer les hacía sentir “muy feliz”. Y muchos dijeron que tejían por los efectos de relajación, y alivio del estrés y la creatividad.

El estudio encontró una relación significativa entre la frecuencia del tejido y el estado de ánimo y los sentimientos percibidos de los encuestados. Tejedores frecuentes (los que tejen más de 3 veces a la semana) eran más tranquilos, más felices, menos tristes, menos ansiosos, y con más confianza.

El estudio de Corkhill concluyó, “Tejer tiene beneficios psicológicos y sociales, que pueden contribuir al bienestar y calidad de vida.”

Curiosamente, el estudio también encontró que las personas tejiendo en grupo, eran incluso más felices que los tejedores en solitario.

Cómo las manualidades ayudan a mejorar el cerebro

  1. Desafío mental y resolución de problemas
  2. Conexión Social
  3. Plenitud
  4. Desarrollo de la coordinación mano-ojo, percepción espacial y destreza motora fina
  5. Aprender y enseñar
  6. Centrar la atención y los pensamientos en una tarea
  7. Fomento de la creatividad activa
  8. Da un sentido de orgullo y logro
  9. Enseña paciencia y perseverancia
  10. Facilita la formación de la memoria y la recuperación

De acuerdo con su artículo, “Las habilidades y sentimientos experimentados mientras se realizan manualidades como tejer y bordar, también se pueden utilizar para facilitar el aprendizaje de las técnicas, como la meditación, la relajación y el ritmo que se enseña comúnmente en los cursos de manejo del dolor, o en el tratamiento de la depresión.”

Las manualidades como el tejido calman la mente

“El tejido como herramienta para alcanzar un estado meditativo de la mente podría permitir a una población mucho más amplia  experimentar los beneficios de la meditación, ya que no implica tener que entender, aceptar o participar en un período de aprendizaje prolongado de la práctica. Sucede como un efecto secundario natural de tejido “.

Otros han comparado las manualidades (el “crafiting”) con entrar en un estado presente, de “flujo”, lo que el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi describe como “un estado de concentración o absorción completa con la actividad en cuestión y la situación. Es un estado en el que la gente está tan involucrada en una actividad que nada más parece importar “.

Y, según Corkhill, incluso Albert Einstein tenía fama de haber tejido entre sus múltiples proyectos para “calmar su mente y aclarar su pensamiento.”

Los neurocientíficos están empezando a comprender la forma en la atención, la meditación y de experimentar el impacto de “flujo” del cerebro. Las investigaciones demuestran, que estas prácticas mejoran la depresión, la ansiedad, el estilo de enfrentar la adversidad, mejorar la calidad de vida, y de manera significativa a reducir el estrés. Todos vitales para mantener la salud del cerebro y el bienestar.

Muchas gracias página » Vida Lúcida».

Las manualidades ayudan a mejorar el cerebro

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«Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…»

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«Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.. » escribía Pablo Neruda.

Ya lo decía Freud, hay que escuchar más a los poetas…

A nivel mundial, los profesionales que trabajamos en los campos de la Salud y la Educación estamos francamente preocupados en conocer las diferentes variables que están determinando el incremento creciente de consultas por problemas de atención, de conducta y dificultades de aprendizaje, y las quejas de padres y educadores sobre un fenómeno aun más complejo y difícil de resolver, la poca motivación y compromiso que tienen los niños y jóvenes hacia el estudio.

Ahora, ¿esto es un problema sólo de los chicos?  ¿por qué la sospecha de «enfermedad», disfunción o trastorno recae siempre sobre los niños y jóvenes?

Si la sociedad cambia, la oferta cultural también, los modelos identificatorios, los modos de vinculación y hacer lazo social entre las personas se modifican…  todo esto retroalimenta, sin duda,  en forma dialéctica transformaciones en los modos de vestir, de actuar, de ser, de pensar, en los modos de percibir la realidad, y por supuesto en los modos de apropiarnos del conocimiento, ¿no es lógico pensar que nuestros niños, nuestro adolescentes, nuestros jóvenes ya no son los mismos que los de generaciones anteriores?

«El modo de la percepción cambia junto con el modo total de la existencia de los colectivos históricos .. » señalaba Walter Benjamin ya en el año 1936 !!

Si hemos transitado rápidamente del universo del  Homo tipográfico al del  Homo iconográfico, pero los mediadores, docentes, terapeutas, padres, cuidadores y otros actores que se vinculan con los chicos no se adecuan a este cambio vertiginoso, y hablo de una adecuación no solo de los medios, de  usar tecnología u otros recursos didácticos y terapéuticos, sino , fundamentalmente, de reciclar la mirada, la mente, la forma de «ver»  y pensar ¿quién y qué es hoy un niño o un adolescente ? ¿qué necesita el chico de hoy?, ¿ qué le puedo aportar yo hoy,  para acompañarlo en ese difícil trayecto de crecer, y sobre todo de aprender para ser ?

Si fijo la mirada desde el paradigma del «disciplinamiento», de la «normalidad estadística», siempre tenderé a ver enfermedad o trastornos en los niños que en realidad se aburren en algunas clases porque no se ha modificado su oferta educativa por años, veré hiperactividad en la movilidad, impulsividad y atropellamiento común que tienen los niños en su infancia, comportamiento oposicionista desafiante en el adolescente que está en búsqueda de la necesaria marca de diferencia durante la turbulenta construcción  de su identidad, veré obstáculos en el alumno que prefiere desarrollar un tema en viñetas, en lugar de hacer una «redacción» o contar un cuento en forma de prosa tradicional.

Los hábitos perceptivos de nuestros niños y jóvenes vienen siendo modelados en gran parte por la cultura multimedial,así como por nuevos diseños de convivencia familiar mediados también por tecnología que se va incorporando con estatus de «escencialidad» a la casa y que obtura el compartir charlas y juegos con los hijos..La forma en que la familia se relaciona ya no es la misma, y el formato escolar, no ha cambiado demasiado desde la escuela de la Modernidad. .Entonces ¿»la mala de la película » es la tecnología?, claro que no!, un objeto no es bueno ni malo, todo depende cómo el humano lo use;  el problema está en la dificultad de discriminación, racionalización, en el establecimiento de prioridades  y la  puesta de límites a la misma que hagamos los adultos…padres y educadores fundamentalmente. La clave está en el diseño, en la forma que configuro un vínculo con el otro, en la capacidad de sorprender y dejarme sorprender , en que con,  o sin tecnología, la familia y la escuela puedan lograr que el conocimiento, sea cual sea el formato para acceder a él, se vuelva un objeto de deseo para el niño o el adolescente.

Desde la neurociencia sabemos que los cambios en el medio ambiente, nuestros modos de intervenir e interacturar con los modifican el programa genético, sabemos que hay una memoria genética que conserva los cambios del ADN entre generaciones, no será tiempo de usar una suerte de ingeniería genética neuro-psico-pedagógica para provocar cambios reales y actualizados en el ADN del sistema educativo?.

Silvia Pérez Fonticiella.
Neuropsicóloga.

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